Todos nosotros tenemos alguna herida. Emocionalmente no siempre hemos recibido lo que queríamos, o nos han tratado con más dureza de la que podíamos soportar en ese momento. Y por dentro nos hemos roto.
Ya sea por la persona quien nos lo ha hecho, como por el acto en si.
Esas heridas son las que han hecho ser de una determinada manera y comportarnos tal y como somos ahora.
Les tenemos que dar gracias por que nos han enseñado, y por que han formado parte de quien hemos sido.
Y en el punto siguiente, en el que las puedes ver y entender tus patrones, es el siguiente momento dónde puedes sanarlas.
Es el momento en que te enfrentas a ellas y das un paso adelante.
El hecho de que porque tengas una herida emocional te comportes de una determinada manera con tu pareja, familia, amigos y género, no cambia nada.
Ninguna herida, ni comportamiento dirá más de ti que una peca en la punta de la nariz.
Todos tenemos, y todos somos responsables de nosotros mismos.
Entonces, a partir de ahora, ¿qué vas a hacer con esa herida?
¿Vas a sanarlas, a lamerlas, a recrearte en ellas una y otra vez? ¿Quieres continuar con el mismo patrón?
Normalmente la mente se revela contra esto, y para protegernos a nosotros mismo usamos las generalizaciones. Decimos que todos los hombres son …… y que todas las mujeres son ……
De esta manera no tenemos que buscar alguno que no lo sea. De esta manera, tenemos una excusa moralmente aceptable y que tú mismo te la crees para continuar igual.
Ninguna de estas generalizaciones es verdad, y ninguna es mentira. Hay de todo en el mundo y en la gran cantidad de personas que conoces y que no conoces.
Así que tanto si crees que los hombres son …….. como si crees que no lo son, vas a tener razón. Y vas a poder encontrar a quien va a poder encajar en esa frase.
Esa es la maravilla del Universo.
Tanto si crees que sí, como si crees que no; vas a tener razón y vas a encontrar situaciones y gente que lo respalde.
Así que: ¿qué quieres creer?
