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Todo el período de adaptación de un sistema que teníamos establecido, ya sea interno o externo, al nuevo sistema produce una crisis. El período de adaptación, donde hay el estrés para flexibilizar las estructuras mentales y comportamentales, se llama crisis.
Si no la crisis, que sólo significa un cambio en la manera de funcionar. Ya no sólo es un cambio económico. Es un cambio social, y un cambio mundial.
Todo el proceso de cambio es una crisis, de la que vamos a salir más fortalecidos. Aceptamos vivir haciendo cosas que nos gustaban. Que no nos llenaban. Sólo porque tenían más salida. No había una motivación real. De hecho, a veces lo detestábamos. Pero sólo por el dinero lo hacíamos.
En 2008, en España, se nos brindó una oportunidad que siempre habíamos buscado. De pronto, muchas de las personas que habían estado trabajando, se les terminó el trabajo. Fue una crisis. Existencial, sobretodo.
Todo en lo que se habían apoyado que siempre sería así, dejo de existir, pues se debía plantear la vida desde otro punto.
Si hubiéramos trabajado en lo que de verdad nuestro corazón deseaba, probablemente nunca hubiéramos perdido nuestros empleos. Pero de pronto, la gran oportunidad que tuvimos.
Desde la crisis, en España ha crecido la cantidad de ricos. De personas que han hecho aquello que deseaban y han triunfado. Personas, como tu y como yo, que también han pasado sus crisis, que han tenido que reinventarse y que se han flexibilizado.
Todo ese proceso conlleva una adaptación a la nueva manera. Aunque, tal como hemos hablado en la entrada Nuestro Camino, nuestro camino, ya desde el principio, tendría que haber sido el que nos apasionara.
Lo que me vengo a referir, es que, después de un período de adaptación y de cambiar cómo estábamos viviendo, la crisis de cambios, siempre da paso a un mejor resultado, si eres flexible y te sabes adaptar.
Como he leído hace poco: una mar calma nunca hace buen marinero
¡Pues a navegar!
