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Hay un motor que nos impulsa a elegir. Elegimos si queremos trabajar en un sitio u otro. Elegimos si queremos pareja o no. También elegimos dejarla o no; qué coche comprar o qué casa alquilar.
Vamos eligiendo nuestra vida, cada cosa. Incluso las que creemos no elegir es porque ya las elegimos en otro momento. ¿Dónde está el niño creador que cuando es pequeño dice: de grande voy a …… ?
En ese momento estás creando y eligiendo.
Y cada una de esas elecciones tiene un motor. Hay algo que nos impulsa a elegir lo que eliges. Siempre hay una raíz que nos mueve a un lado o el otro.
Si hemos pasado malas experiencias con hombres maltratadores, elegiremos otro tipo de hombre por miedo a que nos vuelva a pegar. Si hemos tenido malas experiencias con los inquilinos del piso, puede que elijas no volver a alquilar tu piso. O si has tenido malas experiencias con quien compartes piso, puede que elijas no compartir piso, por miedo a que vuelva a suceder lo mismo.
El niño que se enfada con mamá y dice «voy a vivir solo».
En este momento yo te invito a que hagas un replanteo. Puedes elegir por el miedo a, o puedes elegir por Amor a.
En ambos casos la consecuencia puede ser la misma. No necesariamente debe de cambiar, pero sí el por qué.
Puedes querer hacer dinero por miedo a no tener, miedo a la escasez. O puedes elegir tener dinero por amor al dinero y a la experiencia de ser abundante. Puedes elegir tener pareja por miedo a quedarte sola, o puedes por amor a compartir tu vida… O ahorrar en algo por miedo a que no vas a tener más adelante, o por amor a dedicar ese dinero a hacer otra cosa. o hacer dieta por miedo a engordar y dejar de ser bonita; o por amor a tu salud.
En ambos casos va a suceder lo mismo. El efecto exterior va ser el mismo, pero va a marcar una diferencia interior.
Normalmente las elecciones basadas en el miedo, más tarde o más temprano van a caer. No puedes sostener una situación empezada por un miedo durante mucho tiempo. Puede incluso durar años, pero por dentro va a haber algo dentro de ti que chirriará, que no vas a poder «saborear» completamente; estar «satisfecho» con la experiencia. Va a haber algo dentro que te estará diciendo que no eres feliz.
O directamente no va a poder llegar a realizarse, por amor a ti.
Y para que sea sostenible para ti, si quieres que dure en algún momento vamos a necesitar cambiar el por qué.
En algún momento, si queremos ser completamente felices vamos a tener que buscar el motor de la experiencia y cambiarlo. Elegir la misma experiencia por un motivo de Amor.
Y digo concretamente Amor, porque si dijera paz, se podría disfrazar algún miedo «dentro» de esa supuesta paz.
De esta manera las elecciones que hemos hecho, se van a poder sostener en el tiempo.
Como diría una amiga: si no lo pensaste «bien», pues vuélvelo a pensar.
Y eso sí que te va a definir como Quien Realmente Eres. Ya no mentalmente, si no como experiencia.
No puedes saber cuál es el motivo por el que otra persona está eligiendo lo que hace. Los juicios hacia las experiencias de otra persona, carecen de importancia y desaparecen. No hay espacio a la crítica, puesto que no sabes qué la mueve, o qué mueve a la otra persona.
Elige. Una y otra vez.
Y si has elegido por un motivo que ya no te representa, vuelve a elegir. No tiene más importancia.
Y así que finalmente: ¿qué te mueve?
